Los fantasmas de la mente

Por: David Vega
Existen espejismos, limitantes, miedos, todos imaginados e irreales, que nos llenan de temores y nos hacen encerrarnos, no mostrarnos, no dar pasos solos. Son los que llamo los fantasmas mentales, y para mí son los que en verdad nos hacen daño. Peor aún, no son externos, los llevamos dentro, y muchas veces los alimentamos muy bien con nuestro ego y nuestras preocupaciones. Me pasa, pero me va pasando menos, de alguna manera los voy enfrentando, puede que pierda una batalla, pero siempre gano la “guerra” interna, y logro dar otro paso más.
Dejamos que se adueñen de nuestros sueños, los hacemos almohada, y aunque son molestos y nos quitan paz, no queremos dejar de tenerlos, y los dejamos crecer a base de mirar la vida con pesimismo y fatalidad. “Yo no puedo”, “Yo no sé”, “Ya es tarde”, “Me dirán que no”, “La suerte no me acompaña”. Cuántas trabas les ponemos a nuestros pasos y no tienen razón de ser. ¿Por qué mejor no intentar? ¿Por qué mejor no preguntar? Estas preguntas me las hago cuando me doy cuenta de que dejo que me asusten mis fantasmas. En cuanto reacciono, los que huyen son ellos.
Lo peor que puede pasar por intentar es no lograrlo. Pero sin intentar considero que hay una doble pérdida, además de dejar ir logros y esperanzas, que son ensombrecidas por los temores infundados. Y qué sorpresas nos llevamos cuando algo que parecía inalcanzable está mucho más cerca de lo aparente. Qué luces las que nos llegan al atrevernos a llegar a la gente, a mostrar nuestro pensamiento. Porque hay fantasmas que nos impiden dar, que nos impiden llegar, que nos impiden hasta tener. Porque al dar es posible que no nos den, que lleguemos y estemos solos, y tener puede ser una carga. ¿Por qué mejor no pensar en dar sin esperar? ¿Por qué mejor no querer llegar y disfrutar el camino? ¿Por qué mejor no aspiramos a tener pero que nos ayude a ser mejores?
Pues sí, hay fantasmas, o creemos que los hay, pero sólo cada uno los puede desaparecer. Sólo un paso a la vez, un fantasma menos en cada paso, y vaya que se llenarán de lindas sorpresas cada nuevo momento. Sólo soltarlos y que se alejen y aceptar que todo es posible, es lo que hace falta para ser libres.
“Por mis caminos”. Panamá, 2017.