¿Estoy convirtiendo a mi hijo en una copia mÃa?

En el programa Quinta del Cielo de esta semana, nos hablan sobre la construcción del carácter de los hijos y las diferentes crisis que puede conllevar en los niños, no solo en la infancia sino en la vida posterior. Como padres, existe una tendencia a pensar que debemos “controlar” a los hijos, puesto que las figuras materna y paterna fungen como una clase de ley que no se debe desafiar. Esto último pocas veces es abordado desde otro punto de vista “los padres son un ejemplo”, es decir, sus propias acciones pueden ser incongruentes con aquello que desean enseñar a sus hijos, es por ello que sin importar cuánto intenten corregir a los niños, todo volverá a la normalidad una vez que noten que ni los mismos padres cumplen las reglas que ellos mismos han establecido.
Por otro lado, desde que somos niños estamos acostumbrados a que nos digan “¿esto te enseñan en la escuela?, esto no lo aprendiste en la casa” cuando hacemos algo que es considerado inadecuado. Vale la pena que usted, que es padre o madre se pregunte “¿por qué relega el papel de educador al profesor o profesora?”, si son ustedes mismos quienes deben formar a sus hijos en valores, independientemente de aquello que puedan o no aprender en la escuela. Esta tendencia a delegar responsabilidades, ya sea a la pareja a los mismos hijos no hace más que acomplejar, muy pronto el niño se preguntará si realmente es malo, si realmente su comportamiento es tan reprobable que causa problemas en el entorno familiar.
Lo más interesante es que muchas de estas cosas pueden afrontarse con un ejemplo adecuado:
- Aprenda a no gritar o golpear ante un problema, siempre intente hablar.
- Acepte cuando comete un error, así el niño aprenderá a aceptar los suyos y afrontar las consecuencias que vengan con ellos.
- Actúe de acuerdo a lo que pregona. Las contradicciones en el actuar terminan por no funcionar a la hora de afrontar a los hijos.
Otro de los grandes problemas tiene que ver con el respeto que proveen los padres a los hijos. En ocasiones el padre o la madre reprimen al hijo porque no hace lo que ellos desean, es decir que su comportamiento no es inadecuado, simplemente no concuerda con lo que ellos esperan. Se puede decir que los progenitores inculcan sus expectativas en los hijos; seguro muchos conocemos a alguien que estudio tal o cual carrera porque sus padres se lo pidieron o, que han tenido que abandonar algo que les gustaba porque a la familia no le parecía. Nuestros conductores nos recuerdan que los hijos son entes independientes, cuyas decisiones debemos respetar en la medida de lo posible, mientras no se dañen a sí mismos o a alguien más en el proceso.
Debemos repetirnos siempre “el otro es el otro, mi hijo es independiente de mí” y no solo en edades tempranas, también al llegar a la juventud. Si se nos enseña a tomar decisiones desde que somos niños, no tendremos problemas en independizarnos más adelante, también seremos capaces de formarnos criterios propios, no solo replicaremos a otros.
Todo parte de una misma cosa: respete a sus hijos como personas, no les imponga sus ideas ni formas de actuar, trate de que ellos mismos aprendan a vivir conforme crecen. Entienda también que usted no tiene siempre la última palabra y que darles libertad a sus hijos no implica descuidarlos, solo dejarlos ser y pensar por sí mismos.
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Texto por: Jazmín Ramos