El Mundo en Nuestra Boca
Previa del artículo sobre el Día de la lengua árabe y del migrante, 18 de diciembre
¿Sabían que el árabe es considerado como el primer idioma ermitaño? De una u otra forma, es difícil que nosotros sepamos que costumbres se originaron de distintas culturas e idiomas, pero, es posible ver como nuestro idioma inunda países y nuestros hogares. En el artículo de Diego E. Ruiz, “El Mundo en Nuestra Boca”, se explora cómo el idioma carga consigo las costumbres de la gente y de su región a donde vayan. Te invito a leer este artículo para aprender como nuestras palabras son una fuente de atracción energética.
El Mundo en Nuestra Boca
La globalización ha permitido que tanto bienes como personas puedan alcanzar distintas partes del mundo con facilidad. Para gente proveniente de países desarrollados, el turismo es su principal motivo para aprovechar esta conexión global; mientras que para otros nativos de países en crecimiento, su motivo para explotar la globalización se centra en emigrar. Libertad de expresión, económica, política, religiosa o espiritual, son los motivos principales por los cuales millones de personas alrededor del mundo deciden iniciar una nueva vida en otro país, y, a pesar de que dejen su casa, siempre llevan el espíritu de su hogar con ellos.
Similar a las tribus Árabes quienes esparcieron su conocimiento a través de la región asiática, africana y europea, nuestros migrantes mexicanos se han encargado de cargar con sus costumbres a donde van: ya sea día de muertos, cinco de mayo o un simple antojo nocturno de tacos, la comunidad mexicana en estados unidos y el mundo ha establecido sus costumbres, haciendo más fácil el no extrañar su hogar en tierras lejanas. Esto no se limita a días festivos o comida, ya que se ha logrado trascender las barreras culturales que nos pueden separar. ¿Alguna vez creyeron posible ver a un “gringo” ser sometido a una limpia? Gracias a la tecnología y las costumbres mexicanas, sabemos que es una realidad. Sabemos que costumbres y rituales como estas limpias son efectivas para el pueblo mexicano, ¿pero funcionan con otras personas?
Independientemente de la etnia, raza o creencia, como humanos estamos compuestos de la misma energía. Esta ingeniería cósmica es la que nos unifica como hijos del mismo ser, marcando que realmente provenimos de un mismo lugar. Innegablemente, esta pieza de conocimiento nos permite comprender la razón por la cual nuestras energías sanan a quien sea, a diferencia de otros métodos curativos.
Las costumbres que los migrantes llevan con ellos también emanan distintas energías; por ejemplo, el vudú africano se diseminó en el continente americano y el caribe por la llegada de estas culturas. Por esta misma razón es que en la actualidad, se pueden encontrar practicantes de vudú africano o haitiano en México o en el sur de estados unidos. Su popularidad ha crecido en los últimos años por su difusión a través de las redes sociales, diseminando así no solo la cultura, sino un poco de morbo con el tema. Esto porque se creía que dichas prácticas únicamente afectaban a personas donde se originó esta religión de la diáspora africana; no obstante, la diseminación de contenido electrónico nos ha demostrado que no es el caso.
Ya que todos somos energía, inmigrantes practicantes de rituales energéticos pueden llevar a cabo dichos actos para beneficiar o perjudicar a personas independientemente de su origen geográfico. Una parte del misticismo que envuelve estas prácticas, es que durante estas se acostumbra hablar con su idioma originario. Esta peculiaridad incita una pregunta: ¿El idioma de una persona puede influir en la energía que esta emane?
La religión cristiana ha enseñado que se debe de cuidar las cosas que decimos, ya que son un reflejo de nuestro ser. De la misma forma, cuando se necesita practicar algún ritual importante, como una bendición papal o un exorcismo, la lengua que se utiliza es el latín. Esta utilización directa de un lenguaje en específico, cuyo uso es recomendado y alentado por la misma iglesia, ha dado resultados efectivos en casos de exorcismos, pero ¿qué tan efectivo es este idioma en rituales como bendiciones?
Los espíritus y energías que nos rodean no hablan un idioma en específico para comunicarse, logran hacerlo a través del poder de la voluntad. Esto explica lo que vemos en la cultura popular o en la vida real, donde las manifestaciones energéticas o espirituales se dan a través de manifestaciones físicas; se mueven cosas, sentimos que nos jalan las cobijas o que nos soplan; todo porque la voluntad de estas energías permite ejercer una fuerza en el mundo físico. A pesar de esta barrera de comunicación, cuando se intenta contactar a estas entidades o energías, siempre se recomienda hablar con intención, lo que a su vez proponen las siguientes preguntas: ¿Es posible que el idioma que se hable evoque energías diferentes? ¿La intención cambia dependiendo del idioma?
Al hablar de cierta forma o con un tono en especial, emitimos distintos tipos de vibraciones físicas que surten su efecto en nuestro espacio. Estas ondas y su frecuencia llevan la energía de nuestras palabras, siendo también un imán de lo que decimos. Un ejemplo es el regaño de una madre o padre hacia su hijo; se puede transmitir el mismo mensaje de distintas maneras dependiendo de las vibraciones que emitimos. El gritar con enojo atrae negatividad y miedo, no solo por la intención, sino por la frecuencia que se usa. Por otro lado, el regañar tu hijo con un tono de voz tranquilo puede liberar la tensión de la situación aun cuando la intención de las palabras no sea conciliatoria.
La intención y la frecuencia que se utilice para transmitir un mensaje pueden beneficiar o mermar nuestros encuentros sociales o incluso nuestra propia percepción. El pensar en un idioma diferente tiene un efecto sobre la misma personalidad de las personas. Se ha demostrado que al hablar un idioma foráneo, nuestro cerebro comprende y acopla los trasfondos sociales y culturales de dicha lengua; esta es la razón por la cual personas que aprenden a hablar japonés, chino o coreano, asumen algunos de los rasgos culturales, así modificando su forma de hablar a un tono solemne cuando interactúan con adultos mayores; un rasgo característico de respeto en las culturas asiáticas. Esto también explica el comportamiento de extranjeros que al hablar un español mexicano, comienzan a emular el espíritu y ambiente de nuestra gente.
¿Y todo esto en qué me beneficia? Pues, es simple: el modo en el que hablamos, la intención y como nos expresamos nos puede traer bienestar a nuestras vidas. El expresarnos a través del habla siempre con intenciones buenas, nos va a empujar hacia una comunicación donde nuestras palabras resuenen con armonía. A su vez, permitirá entender el comportamiento de los demás. Por ejemplo, podemos comprender que a pesar de que los norteños hablan golpeado, la intención de sus palabras no necesariamente lleva una carga energética negativa. Simplemente, la cultura de esa región ha moldeado su mente a través del habla. Siempre lo que más importa es la intención con la que decimos las cosas. ¡Que vibre tu hogar y personalidad donde sea!
-Diego Emilio Ruiz
Bibliografía:
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