Psicología inversa, ¿herramienta o trampa?

George Lakoff (2004) publicó un libro cuyo título evoca perfectamente a la psicología inversa “No pienses en un elefante”, nos dice, llevándonos de hecho, a pensar en un elefante. Dom Cobb, protagonista de la aclamada película Inception (2010), nos habla también de la forma en que las ideas se siembran y terminan por crecer, convirtiéndose en la realidad de aquel que las alberga.

Todo lo anterior viene de la mano a lo que hacemos con la Psicología inversa, una forma de persuasión con la que insertamos una idea en otra persona, mientras le hacemos creer que no queremos que esa idea sea adoptada.

Fernando Valverde nos comenta, en el capítulo de Para Empezar 2.0 de esta semana, que este método debe ser utilizado con cuidado, pues en personas con necesidad de control puede tener el efecto esperado, pero en personas de baja autoestima puede causar pérdida de confianza en sí mismo.

Se dice que las personas con alta reactancia cognitiva buscan mantener siempre el control, por lo que toman los comentarios como retos, como una manera de reafirmar su autonomía sobre los otros y demostrar que son libre de elegir. Este tipo de personas son fácilmente influenciadas por la psicología inversa; en ellas pueden existir tres tipos de reacciones:

-          Restauración directa: el sujeto hace lo contrario de lo que se le dijo (por ejemplo, le dices a tu hijo que no puede ir a una reunión y sin escucharte, decide ir).

-          Restauración indirecta: el sujeto hace lo contrario a lo ordenado, pero no de manera directa, sino a través de una conducta equivalente (por ejemplo, le dices a tu hijo que no puede ir a una reunión, él no asiste, pero al día siguiente te manifiesta que tampoco va a ir a la escuela)

-          Respuestas subjetivas: el sujeto demuestra un rechazo evidente hacia la persona que lo restringió (por ejemplo, tu hijo dice que te odia porque no le permitiste ir a un partido de fútbol).

Es importante aprender que este no es un método de comunicación, sino de persuasión, por lo que no deberíamos utilizarla para influenciar a otros de manera negativa, ni para conseguir aquello que deseamos sin tomar en cuenta los sentimientos de la otra persona.

La psicología inversa tiene una historia amplia dentro de la comunicación, tanto es así que muchas campañas publicitarias la utilizan para vendernos productos, haciéndonos creer que tenemos muchas opciones, pero finalmente limitándonos a una solo. Aprender a reconocer que no somos absolutos y que no siempre debemos tener el control de las cosas podría ayudarnos a no caer en estas tretas, no solo en la vida personal, también en ambientes laborales y sociales.

Si te perdiste el programa puedes verlo en el siguiente enlace

Texto por: Jazmín Ramos